Según el calendario occidental impuesto, en pocas semanas habremos despedido este 2.015. Un año lleno de cambios en todos los aspectos: la geopolítica, las finanzas, las percepciones, muchas cosas están cambiando poco a poco en nuestro entorno.

En 2.016 habrá elecciones presidenciales en Estados Unidos de Norteamérica y sea quien sea el nuevo presidente, lo más probable es que éste esté dispuesto a continuar con los bombardeos en Siria e Irak para combatir al Estado Islámico. Rusia hará lo propio y los demás involucrados en este conflicto seguramente también "seguirán cumpliendo con su deber”.

El invierno le da la bienvenida al nuevo año en Europa, lo cual hace un poco más complicada la situación de los refugiados que han llegado huyendo de la guerra y la barbarie.

La economía global continuará tambaleándose, los mercados seguirán con los abruptos movimientos que han tenido los últimos ocho años, la inestabilidad financiera continuará siendo una constante para la mayoría de la clase trabajadora y al selecto grupo de empresas a las que siempre les ha ido bien le seguirá yendo igual o mejor.

El año que está por llegar traerá consigo más impuestos, escándalos de corrupción, censuras y atentados, nada nuevo. Seguramente también traerá mas conciencia para los que empiezan a despertar y a trabajar para un cambio interior e individual, que debe dar como resultado a largo plazo el acabar con esta espiral que nos arrastra hacia un precipicio que debemos parar antes de que sea demasiado tarde. Eso sí que es nuevo.

Es hora de que empecemos a decir basta ya. Sin misticismos ni predicciones apocalípticas, 2.016 es el momento indicado para llevar nuestros proyectos a la práctica.

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