Después de haber provocado la mal llamada primavera árabe, haber destruido ciudades, armado grupos terroristas, después de haber provocado el desplazamiento de millones de civiles, haber derrocado y asesinado líderes en Medio Oriente, Estados Unidos de América y sus aliados de la OTAN están desplazando esa situación a Corea del Norte y Latinoamérica.
A lo largo de toda Latinoamérica se han presentado situaciones que intentan desestabilizar la región: en Brasil la destitución de Dilma Rousseff y la subida al poder de Michel Temer. La población no acepta las políticas de Temer y desde entonces se han presentado infinidad de protestas por parte de la población.
Tal vez la situación más grave se presenta en Venezuela, en donde además del factor desestabilizador que ejercen las fuerzas externas al gobierno, el presidente Nicolás Maduro ha manejado la situación de forma equivocada, lo que ha provocado numerosas marchas a favor y en contra de las políticas del gobierno, hambre, desabastecimiento, enfrentamientos con la fuerza pública, inflación, desempleo y éxodo de venezolanos al extranjero en busca de nuevas y mejores oportunidades.
En México se está implementando un plan privatizador, hay una fuerte influencia del narcotráfico en la situación económica, política y de órden público en el país. Además Estados Unidos de América ha alertado de la relación entre los carteles de la droga mexicanos y el Estado Islámico.
En Colombia el gobierno y la guerrila de las FARC han firmado el acuerdo de paz que la población había estado esperando por más de 50 años. De la misma manera, en la actualidad, el gobierno adelanta conversaciones con el ELN para acordar un acuerdo similar y lograr la paz duradera en Colombia. Todo suena muy esperanzador, de no ser porque muchos de los guerrilleros que han hecho parte de las fuerzas armadas al margen de la ley quedan como una rueda suelta. Las alternativas son la delincuencia común, el sicariato, las bandas criminales y el trabajo en equipo con agentes desestabilizadores que provienen de fuera del país.
Pareciera muy temprano para hablar de una primavera latinoamericana, a pesar de que las protestas siempre han hecho parte de la situación política de Latinoamérica, la población de todo el continente, desde México hasta Argentina sale cada vez con más frecuencia a las calles a mostrar su descontento por las carencias a las que se ve sometida en materia de salud, educación, fuentes de empleo, vivienda, etc. lo cual podría ser aprovechado por ciertas fuerzas que se verían grandemente beneficiadas de la situación política actual de esa región del mundo.
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